lunes, 2 de septiembre de 2013

Al gran jugador


Carlos Morel, Soledad Mallo y Juan Carlos Copes. La historia del tango sobre la mesa

Es habitual que en cada una de las ediciones del Festival y Mundial de Tango de la ciudad de Buenos Aires se homenajee a alguno de los próceres del tango como danza de espectáculo. Este año llegó el turno de Juan Carlos Copes y decidió recibir el afecto del público revisitando La pesada del t ango, una puesta integral de baile y canto, que creó junto con María Nieves en 1991.

Se trata de un recorrido histórico del género, que subraya las marchas y contramarchas que sufrió en su primer siglo de vida. El diálogo en una mesa de café se intercala con los números musicales y los bailados. Así surgen los ejemplos de "los palos en la rueda que le pusieron al tango", como la prohibición de las letras en lunfardo o del baile con cortes en los salones.

Sin escapar del trillado tránsito portuario-prostibulario-parisino de los orígenes tangueros, las parejas de bailarines cubren su rol con eficacia y la cuota de sorpresas esperables.

Hasta que la danza entre varones toma el formato de un duelo de cuchillos. Y la música se escapa del cliché y entra Piazzolla. Y Soledad Rivero, herida fatalmente en la refriega, agoniza bellamente, mientras baila con la muerte, en la piel de Johana Copes.

Otro momento alto sucede cuando Roxana Fontán recuerda a Nelly Omar, con una potente versión a capella de "Malena". Lástima el murmullo incesante proveniente de la pista de milonga y de la feria de productos de indumentaria.

Se vuelve imprescindible la participación de Carlos Morel, que canta solo y en dúo, se acompaña con la guitarra y con el bandoneón, dice su parte de la letra con gracia y fluidez, e incluso salva los problemas técnicos de su micrófono, como si nada hubiera pasado.

El público, incondicional, perdona todos los errores de sonido e iluminación -que son muchos. Y hasta algunos tropiezos del libreto. Y festeja a viva voz todos los trucos. Copes está visiblemente emocionado y baila pocos números, pero con una gracia innegable. Con 82 años de vida y casi los mismos de baile, distribuye con inteligencia las exigencias y expectativas. Los trucos de altura y de velocidad los hace el resto del elenco. De Copes, se espera -y se aplaude con entusiasmo- una elegante caminata a doble tiempo, un arriesgado pero estable giro sobre un solo pie.

Juan Carlos Copes es considerado uno de los revolucionarios del tango-danza. Así lo reconoce Miguel Ángel Zotto desde un abrazo emocionado, y lo atestiguan las fotos y filmaciones proyectadas en la pantalla de fondo.

Cuando el tango sufrió una retirada con la llegada del rock y la TV, allí estuvo Copes para poner el cuerpo. Y nunca perdió el paso.

Nota publicada en La Nación, el 02-09-13

http://www.lanacion.com.ar/1615913-copes-el-gran-maestro

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